Como medida de seguridad, en el 2014 se reguló la velocidad de la flota a un máximo de 100 km/h, límite controlado por un dispositivo GPS colocado en cada camión. Un resultado secundario de esta medida fue una ligera reducción en el consumo de gasoil, ya que a medida que la velocidad sube de 95 km/h, aumenta el consumo de gasoil por un incremento sustancial en la fricción del viento. Otra consecuencia positiva es la reducción en el desgaste de los frenos.

Buscando aún más eficiencia en este país donde el combustible se paga muy caro, a mediados del 2014 instalamos deflectores de viento (rompeviento o cortabrisa) en toda la flota, con lo cual obtuvimos una reducción adicional del consumo de gasoil. El aumento del rendimiento varía de 3 a 7% en vehículos de carretera, siendo el promedio un 5%.

La reducción del impacto del viento sobre los camiones también reduce el desgaste en frenos y llantas. Por otra parte, una mejor estabilidad contribuye a una vida más larga de la suspensión. Tomando en cuenta sólo la reducción del consumo de gasoil, la inversión en este proyecto se recupera en 18 a 20 meses.

Nota: Sólo tomamos en cuenta los camiones que viajan en carretera, ya que en ciudad no se refleja un aumento en el rendimiento de combustible.

En la instalación de los rompevientos debe primar la calidad. El material del rompeviento debe ser 100% resistente a la corrosión, de lo contrario, en pocos meses ya óxido empezará a dañar la estructura. En nuestro caso están elaborados de fibra de vidrio. Por otra parte, el instalador debe ser tener amplia experiencia, para lograr una buena terminación y asegurar que las perforaciones realizadas en el techo de la cabina no filtren agua al poco tiempo.